La tarea del voluntariado consiste en ESTIMULAR Y FACILITAR la expresión de emociones, sentimientos, dudas, necesidades y opiniones de aquellas personas que están atravesando una enfermedad similar a la que nosotros atravesamos tiempo atrás.
La acción voluntaria es sinónimo de planificación, trabajo en equipo y buena comunicación: con el equipo terapéutico (médicos, psicólogos, enfermería, etc…), con el paciente y con su familia.
La relación de ayuda tiene en sí misma una serie de características que es importante considerar y promover en la acción voluntaria:
⦁ Relación empática-participativa: consiste en situarnos en el lugar de la otra persona, entender sus sentimientos, necesidades y motivos, dando un espacio a la escucha activa.
⦁ No directividad: permitir un espacio de escucha y asesoramiento del paciente, sin dirigir consejos ni tomar decisiones por la otra persona.
⦁ Centrada en la persona: entender que la persona es competente para crecer y cambiar, para modificar su entorno y para superar condiciones adversas.
⦁ Aceptación incondicional: evitar emitir juicios respecto a los valores, creencias y decisiones de la persona, aceptando su individualidad.
⦁ Promover la confianza.
⦁ Se promueve la expresión de los sentimientos.
⦁ Relación interpersonal de conocimiento mutuo basada en una comunicación proactiva: el apoyo del voluntario permite poder hacer partícipe al enfermo de las propias experiencias, entendiendo que pueden servir como información y apoyo para la persona que queremos ayudar.
⦁ Respetar los silencios: A veces el silencio es más terapéutico que las palabras.
El trabajo voluntario debe basarse en dos habilidades fundamentales:
⦁ La empatía: Es una actitud, no solo una técnica. Supone la capacidad de comprender los pensamientos, emociones y significados del otro. No basta con comprender al otro si no somos capaz de transmitírselo.
⦁ La escucha activa: consiste en centrarnos en atender con comprensión y cuidado lo que nuestro interlocutor está tratando de comunicarnos, interviniendo cuando se hace necesario para incentivar la comunicación, contestar, preguntar o expresar nuestra propia opinión.
Lo que no debemos hacer:
⦁ Ser demasiado intrusivos al ofrecer apoyo a la otra persona.
⦁ No respetar la propia evolución del enfermo y de sus sentimientos.
⦁ Minimizar sus sentimientos.
⦁ No respetar el tiempo del paciente para la evolución y afrontamiento.
⦁ Hacer comparaciones sobre nuestra propia experiencia, juzgando las dimensiones del sufrimiento del otro.
⦁ Desacreditar a los profesionales y familiares.
⦁ Forzar nuestra participación, si el paciente no lo desea.
⦁ Nunca recibir contraprestaciones a cambio del voluntariado.
Guía de colaboración en la Unidad de Grandes Quemados:
⦁ Presentarse con el nombre y como voluntario.
⦁ Hablar al paciente por su nombre.
⦁ Informar de nuestra función.
⦁ Mantener una escucha activa, acogiendo las preguntas y la situación vital del paciente.
⦁ No prolongar mucho las visitas.
⦁ Considerar la decisión del paciente y su familia respecto a estar presentes durante la entrevista.
⦁ Pactar con el paciente la próxima visita y despedirse.